Recuerdo ese olor a pan tostado, exactamente la parte de debajo de un bollo, con su aceite y su ajo "refregao" sobre el miajón, acompañado de su cafelito, que no superaba los dos dedos en el vaso. Tu desayuno.
Recuerdo esos momentos en los que me quedaba junto a ti mientras te afeitabas. Tu cara blanca por el jabón y el sonido de la cuchilla cuando la sacudías contra la loza del lavabo. Tras esto tu colonia, que siempre me recordará a ti, que te escocía en los pequeños cortes y me pedías que te soplara para que se te calmase.
Recuerdo tus manos, con ese dedo a medias en la mano derecha, siempre vestidas con tu alianza y tu sello. Esas manos que han dibujado, sufrido y vendido tantos cupones. Tu piel de naranja, que me encantaba estirar y ver cómo volvía a su sitio…y tú que me dejabas.
Recuerdo cómo te gustaba comer papas fritas y cogerlas una a una con los dedos.
Recuerdo cuando en invierno pedías tu pequeño vasito con vino. Y en verano tu vaso con el hielo acompañado de vino.
Recuerdo el gusto por las aceitunas, que decías a los demás que sólo eran para ti y después me ofrecías.
Recuerdo esos momentos en los que te echabas un solitario, o un QUIZ en los que siempre me dejabas el vocabulario ¡Cómo sabías que me encantaba!
Recuerdo tu voz cantando y tus manos tocando la guitarra.
Te recuerdo andando con muletas, y te recuerdo orgulloso de tu silla a motor…¡Qué poco la disfrutaste!
Recuerdo cuando te recogía en la Peña, donde jugabas al dominó y discutías de fútbol. Siempre me decías "¡Pídete algo!" o "¿No vas a tomar nada?". Así podías jugar un poco más. Siempre me volvías a presentar a tus amigos, "Esta es mi nieta, la Rebeca". Se te veía orgullo en tus palabras.
Te recuerdo en muchos momentos buenos, pero también en algún que otro malo que igualmente me han hecho feliz.
Recuerdo tu sonrisa cuando conseguí verte tras colarme en observación, cuando estuviste ingresado. No sé si sería todo lo que tenías puesto, pero tu sonrisa me hizo muy feliz, me pedías que me quedara contigo…
Recuerdo tu último intento de incorporarte, una semana antes, lo conseguiste aunque sólo fuera por unos minutos pero…te pasó factura.
Recuerdo las "friegas" de alcohol de romero que me pedías que te diera para calmar tu dolor en los brazos y en las manos.
Recuerdo cuando te daba de comer y te enfadabas cuando tardaba en darte la siguiente cucharada.
¡Te recuerdo de tantas formas!
Mi último recuerdo, dormido, nada más.
También recuerdo tus preguntas sobre mis estudios, esperaste a que hiciera el primer trimestre para no desconcentrarme, gracias. Terminé y tú descansaste. No me diste tiempo para contarte cómo me fue…pero ya lo sabes.
Recuerdo tu preocupación por asegurarte de que Antonio fuera bueno para mí…¡Ya lo ves!
Tan sólo hace cuatro meses que te fuiste, pero para mí es ya una eternidad. ¡Te echo tanto de menos!
Me gustaría tenerte aquí y que compartieras conmigo todo lo que aún me queda por vivir, pero sé que estarás, aunque no sea en cuerpo.
Gracias por estos recuerdos que sólo tú me has podido dar.
TE QUIERO, ABUELO.